EL ORIFICIO
EN EL BARCO
Un hombre fue llamado a la playa para pintar
un barco. Trajo con él pintura y pinceles, y comenzó a pintar el barco de un
rojo brillante como si fuera contratado para hacerlo. Mientras pintaba verificó
que la tinta estaba pasando para el fondo del barco. Percibió que había un
orificio y decidió repararlo. Cuando terminó la pintura, recibió su dinero y se
fue.
Al día siguiente, el propietario del barco buscó
al pintor y le regaló un importante cheque. El pintor quedó sorprendido y le
dijo: “¡Señor, Ud. ya me pagó por la pintura del barco!”.
“-Mi querido amigo, Ud. no comprendió.
Déjeme contarle lo que sucedió. Cuando le pedí que pintara el barco, olvidé
hablarle del orificio. Cuando el barco se secó, mis hijos subieron y salieron
de pesca. Yo no estaba en casa en ese momento. Cuando volví y me di cuenta que
habían salido en el barco, quedé desesperado, pues recordé que el barco tenía
un agujero.
-Imagine mi alivio cuando los vi retornando
sanos y salvos.
Entonces, examiné el barco y constaté que Ud
lo había reparado. ¿Percibe, ahora, lo que hizo?
¡Salvó la vida de mis hijos! No tengo dinero suficiente para pagarle por su “pequeña”
buena acción…”
Cuando servimos al Señor, trabajando con los
niños, no nos limitamos a “PINTAR” sus vidas, pedimos a Dios su visión y la
sabiduría de detectar “SUS AGUJERITOS”, para que el barco de sus vidas no haga
agua, nuestra meta es que DIOS SALVE SUS VIDAS. De pequeños, Dios quiere
edificarlos sin grietas, sin miedos, sin frustraciones, sin etiquetas que los
lastimen, y es una tremenda responsabilidad compartirles del amor de Dios de
palabra y con nuestras actitudes y acciones.
Oro para que con sabiduría y paciencia
detectemos heridas y nos detengamos a sanarlas en el nombre de Jesús. Y doy
gracias por cada persona que hizo algo más que su trabajo, reparando la vida de
nuestros pequeños y alentarlos a continuar en esta tarea, porque es justamente
eso, ¡SALVAR LA VIDA DE NUESTROS NIÑOS!
“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” Mateo 25: 40
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