Entre las actividades de nuestras reuniones
y cenas, que son invitar, recibir, predicar, preparar, cocinar y servir, hay
una especial que compartimos en cada reunión: el secreto para progresar con
facilidad en el conocimiento de Dios. Este secreto consiste en "tener
cuidado y atención con las insinuaciones del Señor". La razón por la cual
no conocemos mejor a Dios y le comprendemos mejor es porque no prestamos
atención a Sus insinuaciones, a Sus delicadas reprensiones y prohibiciones. Su
voz es una voz apagada y pequeña. Una voz apagada difícilmente pueda oírse.
Tiene que hacerse sentir sobre tu corazón y tu mente como una presión firme y
delicada. Es una voz pequeña, apacible, casi pronunciada con timidez sobre tu
corazón, pero si se le presta atención, aumenta calladamente con más claridad y
se hace sentir. Su voz es para el oído de amor, y el amor está atento a oír aún
los susurros más débiles.
Dios es amor, y si quieres conocerlo, presta
atención a Su voz y a Sus delicadas insinuaciones. Aprende a esperar en Dios,
para que te revele Su voluntad. Deja que Dios forme todos los planes en tu
mente y en tu corazón, y permítele que los lleve a cabo. Lo que tienes que
hacer es escuchar, obedecer y confiar en Dios. Si conoces Su voz, nunca pienses
en los resultados. Obedécele, aunque te pida que marches por la obscuridad. Él
resplandecerá en ti, y nacerá en tu corazón el conocimiento y la comunión con
Dios. El Señor te mantendrá junto a Él aún en las pruebas más severas y
difíciles.
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