En nuestro último encuentro de hombres, el
pastor Fernández nos habló del tiempo. Nos dijo que el pasado no es nuestro,
puesto que no lo podemos modificar y el presente es un instante apenas. El
futuro, pienso yo, para los que ya somos abuelos, es notablemente más pequeño
que nuestro pasado, pero no importa. No importa tanto la cantidad de años que
nos queden por vivir ya que, cuando se cumpla el tiempo, descansaremos con el
Señor que es nuestro Salvador y nuestra esperanza. Importa mucho más la
calidad.
Éste es un tema muy popular en los medios de
comunicación. Y el mundo parece creer que una vida de calidad se ubica en los
hoteles más lujosos del mundo, se relaciona con autos último modelo, requiere un
cutis como el de los veinte años, consiste en degustar comidas exquisitas o ser
propietario de un castillo en extensas praderas. Pero reflexionemos bien sobre esto. Calidad
de vida tiene el hombre que puede pensar con lucidez, que aún proyecta y realiza
con sus propias manos, que se siente libre aún respetando horarios y paredes.
Tengo por delante este día que
probablemente Dios me permita vivir. Éste es un gran día que cuenta con
el sol de la mañana, la luz del mediodía, la tranquilidad de la tarde y el
silencio de la noche. Así de rico y variado lo hizo Dios. En este día
haré mi trabajo con esmero y alegría como si fuera para Dios. (No me preocuparé
por cómo continuará todo mañana sino que dejaré eso en manos de Dios). Trataré
de corregir la mira para que cada una de mis actitudes y mis palabras sean más
justas. Gozaré de la promesa de Dios “He
aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Y
esa confianza me quitará miedos y ansiedades y me permitirá vivir un futuro de
gran calidad.
La
clave del éxito está en el dinero, piensan algunos. La clave es el
tiempo, decimos a veces. La clave es
la inteligencia, la oportunidad, la suerte, el destino. ¡Nada de eso,
amigos! La clave es la fe en Dios. En la Biblia y en mi vida, Dios ha mostrado su amor y
su poder para guiar la vida del hombre que confía en Él, llevándolo de triunfo
en triunfo, de gloria en gloria, de poder en poder. Por eso, para vivir mi
futuro elijo otra vez este Guía y sé que voy a dar en el blanco.
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