HIJOS DEL REY
“Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios” Juan 1:12
Tenemos un Dios que
nos ama mucho y quiere que le sigamos. Él pertenece a la realeza, es un Rey,
pero no es cualquier rey sino que es el Rey de Reyes y Señor de Señores.
¡Qué increíble que
alguien tan importante nos ame y nos quiera a su lado! Pensar que muchas veces
nos sentimos mal, solos, poca cosa y hay alguien que nos ve totalmente distintos:
capaces, hábiles, valientes, etc.
Esto me recuerda a la historia de un chico
llamado Josué. Él era un niño de 10 años que vivía con sus padres en las
afueras de la ciudad. Se veía muy pequeño y debilucho para su edad y cada vez
que volvía de la escuela, terminaba llorando encerrado en el baño. Un día, su
mamá, que lo había estado observando por un largo tiempo, supo qué ocurría. Así
que llamó a Josué y le dijo que fuera con ella al espejo grande que tenían.
Su mamá lo colocó
enfrente del mismo y le preguntó:
- ¿Que ves? –
Josué medio
confundido y a la vez seguro respondió:
- Me veo a mí –
- ¿Y cómo te ves?-
respondió su mamá
-Mmm no sé… Veo sólo
a un niño- respondió Josué
Bueno – replicó su mamá – yo veo a mucho más
que sólo un niño. Yo veo a alguien que tiene muchos deseos y que va a triunfar
en la vida, veo que eres fuerte y valiente, veo que tienes dudas y esas dudas
te llevarán a hacer algo grande en la vida, te veo capaz de todo si te lo
propones.
Así como en esta
pequeña historia, así nos ve Dios. Cuando nos ponemos delante del espejo a
nosotros, nos cuesta ver bien lo que somos en realidad, pero Dios, cuando nos
mira, ve algo más grande de lo que imaginamos, Él nos ve apasionados, nos ve
con fuerza y valentía, nos ve triunfando, ¡nos ve como sus hijos!
Como dice el texto,
si le recibimos y creemos en Él, ¡nos va a dar potestad de ser hechos
hijos suyos! Imagínense tener como padre al Rey, al Señor sobre todos los
Señores, a Aquél que dio a su único hijo Jesús para morir y resucitar por
nuestros pecados. ¡Él triunfó! Y quiere que nosotros también seamos
triunfadores por medio de Él. Solo
tenemos que pedirle que entre a nuestro corazón y que nos limpie y vivir de
ahora en más como hijos del Rey haciendo el bien, amando a los demás y amándolo
a Él por sobre todas las cosas.
Ahora esta pregunta es para
vos:
¿Te estás viendo en
el espejo? ¿Cómo te ves? Fijate bien qué reflejo estás viendo, si es el tuyo,
de aquel niño débil e incapaz de hacer nada o el reflejo que viene de lo alto,
ese reflejo que Dios ve en ti de una persona fuerte y valiente, apasionada y
soñadora capaz de hacer cualquier cosa.
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