sábado, 5 de mayo de 2012

Devocional del Grupo de Oración e Intercesión


   El Grupo de Oración ha comenzado a reunirse todos los lunes a las 18:15 horas, en las instalaciones de la iglesia, siguiendo las costumbres wesleyanas (al igual que los Grupos de Hogar).
   En el avivamiento de los hermanos Wesley, en el siglo dieciocho, la iglesia renovada estaba formada por pequeños grupos donde las personas semanalmente compartían la Palabra, oraban unos por otros y compartían sus derrotas y victorias. Hoy estamos empezando a recuperar estos espacios tan necesarios para que una persona pueda pasar de ser víctima a ser una persona restaurada, de la derrota en la vida a la victoria en Jesucristo. En los pequeños grupos de es más fácil tomar en cuenta las necesidades de cada persona.
   También en los Cultos de la iglesia que se lo propone se puede dar lugar a la expresión del amor y el consuelo de Dios; la iglesia que ayuda a sanar es una iglesia que regresa la gente al mundo, preparada para servir a otros.
   Cuando una familia está pasando por una situación de mucha aflicción, aun la más sana de las familias necesita ser consolada. Sus miembros necesitan abrirse y ser recibidos por otros brazos que los contengan hasta que el dolor pase. Esos otros brazos son los brazos de una iglesia que tiene que tener lugar para recibir a todos sin discriminar a nadie por su situación social, económica, racial o afectiva.
   En una iglesia donde se vive el amor de Dios en forma práctica, se cumple la promesa de Jesús: "Pero el Consolador, el Espírito Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:26).
   Esto es lo que necesitamos en tiempos de dolor: que el Espíritu Santo nos cubra con su poder para consolarnos, que nos dé paz. Para esto necesitamos poder volvernos como niños y aceptar su cuidado. El Espíritu Santo es nuestro Consolador en todo momento y en toda circunstancia. El Señor nos dice en su Palabra que él secará nuestras lágrimas.
   Lo hará a través de quienes nos acompañan en el dolor y también usará nuestros brazos para recibir a otros cuando sufren. Hay una canción cuyo coro dice:
Mi socorro has sido tú
Y en las sombras de tus alas
Yo me gozaré.
Mi alma está apegada a ti
Porque tu diestra me ha sostenido
¡Oh, tu diestra me ha sostenido!

   Todas/os están invitados a participar, orando por nuestros hermanos y por nuestro prójimo, por todos los que necesitan consolación.

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