miércoles, 25 de enero de 2012

Devocional del Grupo de Hombres


En las reuniones de hombres que se realizaron el año pasado, hemos reflexionado sobre diversos temas entre los cuales estuvo el de la verdadera felicidad, que es el gozo cristiano. Lo diferenciamos de la felicidad como concepto común, y del placer, vinculado simplemente a los sentidos.

Quisiéramos compartir algunas ideas que pueden ayudarnos en el camino, y también para compartir con otros las bendiciones que tenemos como creyentes en Cristo.
Tres frases pueden inspirarnos especialmente en la meditación: la primera ha sido utilizada como instrumento de evangelización y expresa lo siguiente: "Felicidad empieza con Fe". La segunda dice así: "La felicidad no es una estación hacia la cual se viaja, es un modo de viajar". Y la tercera encierra el concepto de que, con las limitaciones que podamos tener, "Cada uno es tan feliz como quiere serlo".

Pensando en esta última frase, podemos preguntarnos: ¿Queremos ser verdaderamente felices?

Si decimos que sí, tendremos que reconocer que debemos tomar algunas decisiones: Si la persona aún no ha aceptado a Cristo en su vida, debe hacerlo, y a partir de ese momento, empezará a ser mucho más feliz.

Además, podemos proponer otras decisiones que nos ayudarán a sentir una mayor felicidad. Como ejemplos, podrían ser: a) pensar más en lo que tenemos y menos en lo que nos falta; b) compararnos más con los que están peor que nosotros y menos con los que están mejor; c) pensar especialmente en el futuro, pues si hemos confiado en Cristo, lo mejor siempre está delante.

Podemos deleitarnos pensando en lo que expresa San Pablo: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo" (Romanos 15:13).

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