viernes, 30 de diciembre de 2011

Devocional Liga de Menores

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA

Un día de sol hermoso, Cristal salió a pasear… hacía bastante que quería escapar del agobio de todos los días… luego de andar por un largo tiempo, llegó a un barrio adinerado y de lujosas arquitecturas. Caminando por la vereda se detenía a cada rato para deleitarse con alguna bandada de pajaritos y también para ver las casas enormes y relucientes….
Ese paseo era algo de ella, eso sí que era algo que nadie podía quitárselo…
No había forma de que se lo robaran…
Llegando a una esquina vió una estructura diferente… parecía una torre gigante y antigua… ¿cómo se llamaba?..¡ah sí! Era una universidad… había escuchado de este lugar. Le habían dicho que gente importante podía entrar y que era centro del saber y de la opinión. Era donde los sueños se podían convertir en realidad… pero ella no sabía nada de eso.
Intrigada y ansiosa, se acercó al lugar y se detuvo al ver un grupo de personas que estaba fuera de la universidad. Estaban todos sentados en ronda en el verde grana del jardín escuchando atentos a un hombre de más años… parecía un profesor..:
-          …tienen que saber que esta carrera…bah, la universidad misma, no es para cualquiera… -  Cristal esto ya lo había escuchado…decepcionada y cuando estaba a punto de darse la media vuelta e irse, las palabras que siguieron del profesor la sorprendieron...
-          La universidad es para personas que buscan la verdad, que luchan por el saber más para mejorar como personas, que no se rinden fácilmente ante la dificultad, que tienen perseverancia, que buscan cambiar el mundo… es para personas “importantes”, y cuando digo “importantes” lo digo porque son personas especiales y originales, que quieren aprender, que sueñan con algo mejor… es más, muchos tienen historias de vida diferentes, han pasado por cosas que otro no ha vivido pero no importa que historia traigan, pueden tener una vida nueva a partir de hoy!!!... –
¡¡Cristal no podía creer todo lo que estaba escuchando!! Las lágrimas rebalzaban y caían por sus mejillas tras haber escuchado la última frase: “…pueden tener una vida nueva a partir de hoy…”
Fue en ese momento que el profesor dió por terminada la charla y pidió a los alumnos llegar temprano al otro día… de pronto Cristal escuchó que alguien decía:
-          ¡¡¡¡sí tú!!!! ¿¿¿¿cuál es tu historia???? –
Levantó la mirada y era el profesor que se había acercado a hablarle… le contó que ella había tenido una vida muy dura… la habían maltratado y abusado, había quedado sola con su abuela y sus cinco hermanos…su madre los había abandonado…y para ayudar tenía que trabajar todos los días para poder tener que comer y por eso nunca había podido hacer algo para ella, incluso estudiar… después de escucharla atentamente el profesor, quien creía en Dios le terminó diciendo:
-          Todo lo que dije antes no solamente es un aliento para el estudio, sino para la vida espiritual… puedes tener una vida nueva por completo  si crees en Dios y lo aceptas en tu corazón, él te creo y te conoce desde siempre y quiere darte no sólo vida eterna sino felicidad eterna… - Cristal ese día se entregó a Dios y vivió con gozo en las tribulaciones sabiendo que no estaba sola, su fidelidad tuvo recompensa en muchas áreas de su vida, pudo encontrar un trabajo que le permitiese tener tiempo para estudiar hasta luego poder recibirse… y pudo dar testimonio de Dios  a cada persona que veía…
Año nuevo, vida nueva… como dice esa frase tan conocida, ¡que gran oportunidad que tenemos!, busquemos a Dios con determinación (él está esperando que nosotros demostremos interés) y vamos a escuchar: ¡¡sí tú!! ¿¿cuál es tu historia?? Va a querer que le contemos que cosas nos duelen, nos pesan, no nos dejan crecer en nuestra vida, y en ese momento va a recrear los huesos abatidos y nos dará el aliento de la vida eterna…
“Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”.                    
                                                                   Isaías 58:11

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