viernes, 23 de diciembre de 2011

Devocional del Grupo de Jóvenes

UNA NAVIDAD DIFERENTE

En Navidad se celebra uno de los momentos más importantes de la cristiandad: el nacimiento de Jesús. A veces estamos acostumbrados a contar esta historia, mencionarla y demás, pero pocas veces tomamos conciencia que fue un acto de amor, de humillación y de dar todo. Jesús, estando en el cielo y siendo Dios, tomó forma de hombre, se humilló a ser un humano como todos nosotros para cambiar la historia y para darnos victoria eterna.

Es increíble como Él dejó lo divino, lo eterno para formar parte de este mundo y ser uno más de nosotros. Muchas veces creemos que Dios está lejos o que no nos comprende pero a partir de su nacimiento sabemos que Él vivió como nosotros. 

Jesús nació en un pesebre no porque era la mejor opción o porque José y María lo planearon así, sino porque desde ese momento, y sigue pasando en la actualidad, no hay lugar para Dios, todo está lleno de cosas que nos dañan o que nos hacen creer que somos felices pero son momentáneas y no tienen comparación con la vida en abundancia que Dios tiene para nosotros. Es feo pensar que no hubo lugar para Él, que no lo supieron recibir al Rey de Reyes pero hoy me entristece más pensar que está pasando lo mismo y cada vez peor. Si vemos el mundo en el que estamos viviendo, podemos comprender que está siendo gobernado por el materialismo, adicciones, mentiras, familias destrozadas y llenas de personas que no tienen un motivo para vivir.

Deseo que cada uno de nosotros, que Arroyito sí tenga lugar para Jesús en esta Navidad, que cada uno le dé el control de su vida, que le entreguemos todo a Él y que podamos reaccionar al ver cómo este mundo se cae a pedazos, como personas que conviven con nosotros están perdidas. Pido para que esta Navidad traiga compasión a nuestras vidas y compromiso verdadero con su obra sabiendo que Dios dio todo por nosotros, que nació y tomó forma de hombre. Entonces, ¿cómo no vamos a vivir para Él, darle todo a Él y desgastarnos en sus manos? Busquemos más de Él y que siempre nos encuentre dispuestos para hacer su voluntad.

Ora conmigo: Amado Dios, gracias por todas las bendiciones que nos das día tras día, damos gracias por el nacimiento de Jesús y queremos celebrarlo entregándote nuestras manos, nuestros  pies, nuestras vidas para tu obra. Queremos siempre estar preparados para los planes que tenés con nosotros, que podamos siempre recibirte y tener lugar en nuestras vidas para que vos tomes el control absoluto de todo. Pedimos compasión por las vidas perdidas y para que vos sigas sorprendiéndonos siempre. En el santo nombre de Jesús, Amén.

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