viernes, 28 de octubre de 2011

Devocional del Grupo de Mujeres

Me piden una reflexión, la verdad que mi fuerte no es la redacción. Tenemos diferentes dones y yo me considero una vasija... a veces medio llena, otras medio vacía... 

Por eso comparto este relato de las dos vasijas:

   El aguatero trabajó fuerte día tras día. Con dos grandes vasijas colgadas en los extremos de un palo, que llevaba encima de los hombros, hacía su recorrido pacientemente. Una de las vasijas tenía grietas, mientras que la otra conservaba su contenido hasta el final, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, la vasija rota cuando llegaba sólo tenía la mitad del agua.
   La vasija sana estaba muy orgullosa de sus logros, se sabía perfecta para lo que fue creada. La vasija con fallas, en cambio, estaba avergonzada de su imperfección.
   Se sentía mal porque sólo podía hacer la mitad de lo que era su obligación.
   Después de un tiempo la tinaja quebrada le habló al aguatero:
   _"Estoy avergonzada y me quiero disculpar porque debido a mis grietas sólo entrego la mitad de mi carga y obtienes la mitad del valor que deberías recibir".
   El aguatero respondió compasivamente: _"Cuando regresemos a casa te mostraré algo que desconoces".
   En efecto a lo largo del camino vio muchísimas flores. Pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
   El aguatero le dijo entonces : 
   _"¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado?. Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por años he podido recoger flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, no hubiera sido posible crear esta belleza".
 
   Todos somos vasijas con fisuras. Existe la posibilidad de aprovechar nuestras limitaciones para obtener resultados positivos, sin culpa, desvalorización ni lamento.

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