domingo, 22 de julio de 2012

Devocional de la Liga de Menores


HIJOS DEL REY
   “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12

   Tenemos un Dios que nos ama mucho y quiere que le sigamos. Él pertenece a la realeza, es un Rey, pero no es cualquier rey sino que es el Rey de Reyes y Señor de Señores.
   ¡Qué increíble que alguien tan importante nos ame y nos quiera a su lado! Pensar que muchas veces nos sentimos mal, solos, poca cosa y hay alguien que nos ve totalmente distintos: capaces, hábiles, valientes, etc.

   Esto me recuerda a la historia de un chico llamado Josué. Él era un niño de 10 años que vivía con sus padres en las afueras de la ciudad. Se veía muy pequeño y debilucho para su edad y cada vez que volvía de la escuela, terminaba llorando encerrado en el baño. Un día, su mamá, que lo había estado observando por un largo tiempo, supo qué ocurría. Así que llamó a Josué y le dijo que fuera con ella al espejo grande que tenían.

Su mamá lo colocó enfrente del mismo y le preguntó: 
- ¿Que ves? –
Josué medio confundido y a la vez seguro respondió:
- Me veo a mí –
- ¿Y cómo te ves?- respondió su mamá
-Mmm no sé… Veo sólo a un niño- respondió Josué

   Bueno – replicó su mamá – yo veo a mucho más que sólo un niño. Yo veo a alguien que tiene muchos deseos y que va a triunfar en la vida, veo que eres fuerte y valiente, veo que tienes dudas y esas dudas te llevarán a hacer algo grande en la vida, te veo capaz de todo si te lo propones.
   Así como en esta pequeña historia, así nos ve Dios. Cuando nos ponemos delante del espejo a nosotros, nos cuesta ver bien lo que somos en realidad, pero Dios, cuando nos mira, ve algo más grande de lo que imaginamos, Él nos ve apasionados, nos ve con fuerza y valentía, nos ve triunfando, ¡nos ve como sus hijos!
   Como dice el texto, si le recibimos y creemos en Él, ¡nos va a dar potestad de ser hechos hijos suyos! Imagínense tener como padre al Rey, al Señor sobre todos los Señores, a Aquél que dio a su único hijo Jesús para morir y resucitar por nuestros pecados. ¡Él triunfó! Y quiere que nosotros también seamos triunfadores por medio de  Él. Solo tenemos que pedirle que entre a nuestro corazón y que nos limpie y vivir de ahora en más como hijos del Rey haciendo el bien, amando a los demás y amándolo a Él por sobre todas las cosas.

   Ahora esta pregunta es para vos:
¿Te estás viendo en el espejo? ¿Cómo te ves? Fijate bien qué reflejo estás viendo, si es el tuyo, de aquel niño débil e incapaz de hacer nada o el reflejo que viene de lo alto, ese reflejo que Dios ve en ti de una persona fuerte y valiente, apasionada y soñadora capaz de hacer cualquier cosa.

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