domingo, 20 de enero de 2013

sábado, 19 de enero de 2013

Devocional


Intimidad

   El Señor nos invita a momentos de intensa y prolongada comunión que son indispensables para nuestro crecimiento espiritual.

Versículo: Mateo 6:1-18

   Jesús descarta toda forma de oración que tiene como objetivo impresionar, ya sea que esté dirigida hacia los demás, hacia la persona de Dios o hacia uno mismo, como en el caso del fariseo en Lucas 18.11.
   En dos cortas frases describe otra clase de oración, radicalmente diferente a esta, que es más sencilla y genuina. No obstante, la sencillez de la misma no disminuye la profundidad ni la intensidad de la experiencia que identifica.
   Lo invito a meditar, por un instante, en las brevísimas instrucciones que comparte: «Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.»Jesús nos enseña que la experiencia de oración se refiriere a algo más que repetir frases delante de Dios. En primer lugar, notamos que Cristo animaba a buscar un lugar apartado del bullicio de la vida cotidiana. Esto no es porque resulte difícil orar en público sino porque los que tenemos poca disciplina en la oración nos distraemos con tanta facilidad. Jesús mismo, según el testimonio de los evangelios, no teniendo acceso a un cuarto interior propio «con frecuencia se apartaba a lugares solitarios para orar» (Lc 5.16). La idea es que el entorno favorezca el momento de comunión con el Padre.
   En segundo lugar, es interesante notar que Jesús no solamente indicó que debíamos entrar al cuarto interior, sino que debíamos también cerrar la puerta. Si usted piensa en los momentos de su propia vida cuando entra un cuarto y cierra la puerta, la lección que quiso enseñar quedará claramente expuesta. No solemos cerrar la puerta de una habitación cuando tenemos la intención de salir de ella instantes más tarde. Más bien cerramos la puerta cuando deseamos permanecer allí por un tiempo y no queremos que se nos interrumpa.
   La acción de cerrar la puerta indica para nosotros que la oración no puede ser algo realizado «con apuro». Sin duda podemos orar en cualquier momento, usando frases cortas de adoración, gratitud y petición, del mismo modo que en un matrimonio podemos pronunciar palabras de cariño y amor a lo largo de todo el día. Estos pequeños regalos, sin embargo, no pueden suplantar los momentos de intensa y prolongada comunión que son indispensables para que la relación crezca.
   Jesús también animaba a que buscáramos a Dios, que está en lo secreto. Esto no indica que Dios es difícil de encontrar, pues él se deleita en mostrase a los hombres. Más bien revela que el crecer en intimidad con el Señor es algo que solamente es concedido a aquellos que tienen un compromiso serio con él.«Me hallaréis cuando me busquéis de todo corazón» declara el profeta Jeremías (29.13). A aquellos que desean guardar sus mandamientos, viviendo una vida de santidad, Jesús promete «y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él» (Jn 14.21). De esta manera el Maestro indicaba que la experiencia de oración se refería a algo más que repetir frases delante de Dios.
(www.desarrollocristiano.com)

martes, 15 de enero de 2013

Creciendo a la Plenitud

Predica del domingo 13-enero-2012, en nuestra iglesia, por el hermano Cristian De Paris

Devocional


Obreros dignos

   Cuando avanzamos hacia el cumplimiento de nuestro llamado, debemos hacerlo con actitud de niños

   “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 9:35)

   Cuando nosotros salimos de viaje lo normal es aprovisionarnos de cuanto creamos necesario para el tiempo que estaremos lejos de casa. Son pocas las personas que consiguen viajar con un mínimo de equipaje. Nuestras pertenencias nos dan cierto grado de seguridad en medio de situaciones donde nos encontraremos aislados de nuestro entorno normal.

   Cristo conocía esta tendencia en el ser humano y, en las instrucciones a sus discípulos, hizo referencia específica a este tema: «No llevéis oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento». El Padre cuidará de las necesidades de aquellos que están realizando las obras que él preparó de antemano. Sus palabras revelan dos razones importantes por las cuales el obrero no debe llevar gran cantidad de provisiones para el camino. En primer lugar, siempre es bueno viajar liviano. Hubiera resultado muy difícil atender las necesidades de las personas y ministrar en una diversidad de situaciones si la mayor preocupación del grupo estaba en cuidar y transportar las pertenencias personales. Quien ha viajado con muchas maletas sabe lo restringido que llega a ser el movimiento mientras se necesite arrastrar los bultos de un lado al otro. Del mismo modo, los discípulos debían viajar livianos, simplemente por una cuestión práctica de movilidad.

   A la vez, Cristo señaló un principio fundamental para los que asumen el desafío de servir al Señor: «el obrero es digno de su alimento». Es decir, el Padre cuidará de las necesidades de aquellos que están realizando las obras que él preparó de antemano. Seguramente los discípulos tenían amplias evidencias de este principio en la vida de Cristo mismo. No sabemos de qué manera recibían ofrendas y provisiones. Lo que sí queda claro en el relato de los evangelios es que no les faltaba lo que necesitaban para vivir, teniendo aun una reserva monetaria que estaba a cargo de Judas (Jn 12.6). El principio fundamental a tener en cuenta en estas instrucciones es que Jesús deseaba cultivar en ellos un espíritu de confianza y dependencia absoluta en el Padre. Lograr esto en lo que al mundo material se refería tenía repercusiones para la vida espiritual, pues la dependencia en el Señor debe afectar todo lo que realizamos en el ministerio.

   Cabe señalar que Cristo no estaba dando licencia a sus discípulos para que obligaran al pueblo a sustentarlos. Esta salvedad es importante, porque en ciertos grupos evangélicos este texto es usado para fustigar en forma permanente a la congregación, manipulando a las personas para que den en forma generosa. Esta manera de obrar delata, de quienes la practican, que la confianza está puesta en sus propias habilidades de manipular al pueblo. Mas el camino que le indicaba Jesús a los discípulos requería de una mínima intervención humana. Ellos debían avanzar con la misma confianza que tienen los niños en la provisión y el cuidado amoroso por parte de sus padres. Los niños no cuestionan ni hacen sugerencias al respecto. Toman por sentado que sus padres se encargarán de todo lo que se refiere a sus propias necesidades.
(Extraído de www.desarrollocristiano.com)

domingo, 6 de enero de 2013

Por sobre todo amar a Dios

Predica del domingo 6-enero-2012, en nuestra iglesia, por el Pastor Fabián E. Rey

Devocional del Grupo de Intercesión


   “Pedro era guardado en la cárcel; y la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él” Hechos 12:5

   Pedro estaba en la prisión esperando su ejecución. La iglesia no poseía ni influencia ni poder humano para salvarle. No había ayuda terrenal, pero había ayuda que podía obtenerse del cielo, y para obtenerla, los miembros de la iglesia se pusieron a orar con mucho fervor. Dios envió a Su ángel, quien despertó a Pedro de su sueño y lo condujo hasta la puerta de hierro, la cual se abrió por sí misma y Pedro fue libertado. Quizás haya alguna puerta de hierro en tu vida que te ha cerrado el camino y lo mismo que el pájaro enjaulado, te has golpeado contra los barrotes, pero en vez de ayudarte, te has caído lastimado y cansado por completo. Hay un secreto que tienes que aprender, y éste es el de la oración que cree, y una vez que lo descubras y llegues a la puerta de hierro, ésta se te abrirá por sí misma. Cuánto desperdicio de energía y disgustos desagradables te evitarías si aprendieses a orar de la forma que lo hizo la iglesia en el alto aposento. Si tú aprendes a orar, no con tu propia fe, sino con la fe de Dios, entonces las dificultades insuperables desaparecerán y las circunstancias adversas te serán favorables.

   Almas aprisionadas han esperado que se les abra la puerta durante muchos años; los seres queridos que están apartados de Cristo y atados por Satanás serán libertados cuando oren y crean definitivamente en Dios.

   Las necesidades urgentes requieren una oración muy intensa. Cuando el hombre se convierte a la oración, entonces no hay nada que pueda resistir su contacto. Una oración que abarcó todo un ser fue la de Elías cuando estaba inclinado sobre la tierra en el Carmelo, con el rostro entre sus rodillas. No se menciona ninguna palabra. A veces no es posible expresar la oración con palabras cuando los sentimientos son demasiado profundos. Todo su ser estaba en contacto con Dios y dirigido contra todas las fuerzas de todo mal, las cuales no podían resistir tal forma de oración. Hay una grandísima necesidad de esta clase de oración.

   Frecuentemente, los gemidos que no pueden expresarse, son oraciones que no se pueden rehusar. “…Y la iglesia hacía sin cesar oración a Dios…”