Del derecho y del revés. Del anverso y del reverso. Juego con estas
frases acordándome de que el otro día saqué las dos hojas de la ventana del
comedor y cuando volví a colocarlas casi me equivoco. Se montan de una sola
manera, de lo contrario no corren o no traban.
En cambio la oración funciona bien tanto del derecho como del revés.
La oración a Dios funciona en toda circunstancia. Recordemos a Jonás orando en
el vientre de un gran pez. Estaba atrapado en el fondo del mar y no le quedaba
ya ningún recurso de salvación. A veces, nos encontramos en problemas y no
vemos ninguna salida, ningún recurso a la mano, pero podemos orar, y la
oración, según mi experiencia, funciona.
Ahora recordemos a Jesús próximo a morir. ¡Cómo se angustiaba por ese
conocimiento anticipado de la cruz y por
esa conciencia tan clara de lo que implicaba cargar con el pecado de la
humanidad! Pero Jesús es Dios y él tenía muchos recursos al alcance de su mano.
Podía llamar en su auxilio a legiones de ángeles, podía confundir el
pensamiento de esos hombres que lo amenazaban, podía alargar o acortar los
días, producir un terremoto y mil cosas más. Pero no usó ninguno de sus
increíbles recursos. No hizo nada más que orar. “Padre, pase de mí esta copa, pero hágase tu voluntad”.
A veces nos alentamos y hasta nos enorgullecemos de disponer de
recursos importantes para defender nuestra vida. Pero tal vez (se necesita buen
discernimiento en estos casos) no deberíamos usarlos. Supongamos que me acusan
injustamente. Yo tengo las pruebas para demostrar mi inocencia pero, tal vez,
no debería usarlas, sólo debería orar. Supongamos que tengo un buen auto, una
máquina veloz para alcanzar a esa persona que se ha fugado después de
estafarme. Pero, tal vez, no debería usar el auto, porque incluso podría sufrir
un accidente manejando en estado de ira. Dice la Biblia que “la ira del hombre no obra la justicia de
Dios”. Nuestras manos no son tan hábiles, nuestra lengua no es tan
oportuna, pero la oración siempre funciona bien. Dios no falla y los que lo
buscan y confían en Él recibirán una bendición más grande que lo que alcanza
nuestro cálculo o nuestro deseo.
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