sábado, 27 de agosto de 2011

Devocional Grupo de Mujeres

Jesús dijo: “Dejar a los niños venid a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos”.

Todas… madres y abuelas, tenemos múltiples ocupaciones, pero sacamos tiempo de donde parece no haberlo, sacamos ganas de donde sólo hay cansancio, sacamos energía cuando parece que ya no la tenemos, y así damos de nuestro tiempo, de nuestro esfuerzo, de nuestras cosas materiales y sobre todo un gran caudal de amor, por nuestros niños: hijos… nietos… que llenan nuestra vida de alegrías, de mimos, de ternura, de palabras inocentes, de caritas sonrientes o mocosas, de salidas graciosas, de dulzura irresistible.

Dentro de nuestras responsabilidades sentimos que debemos cuidarlos, alimentarlos, darles los gustos razonables (y algunos que no lo son tanto, mientras no los perjudiquen)

Y también tenemos una cuota grande de responsabilidad en enseñarles de la Biblia, de lo que Dios quiere para su vida, de lo que Jesús nos enseñó que estaba bien, que era bueno; en acostumbrarlos a orar, a confiar en Dios cuando tienen los pequeños contratiempos de su edad.

A veces no medimos la completa dimensión de lo que eso significa para ayudarlos a vivir una vida plena, abundante…

Si a nosotros nos hace bien buscar al Señor cuando tenemos un problema, cuánto más en la fragilidad de un niño en formación, le hará bien desde el principio, aprender a dispersar sus miedos, sus debilidades, sus inseguridades, apoyándose en nuestro Dios. Y a veces podemos contarle, hablarle de estas cosas y, la mayoría de las veces, se lo mostramos con nuestro accionar diario. Porque los chicos nos miran, aprenden de lo que hacemos, nos copian, nos observan con una atención que no nos damos cuenta. Y es la parte más importante de nuestro testimonio cristiano, y quizás la más difícil. Porque debemos estar atentos a nuestro vocabulario, nuestro comportamiento, el tiempo que compartimos con ellos, que sea de ejemplo para sus vidas.

El Señor nos ayude en esta importantísima tarea que nos ha legado. Es valioso evangelizar en las misiones lejos de casa, es valioso evangelizar en nuestro trabajo, a nuestros amigos y vecinos, pero es muchísimo más valioso ir formando una vida de fe, de confianza, de buenas acciones y de oración, en esas personitas que tenemos tan cerca y que amamos tanto.

En este mes del Niño, y también frecuentemente, oremos también por los niños que en todo el mundo pasan hambre, frío, desprecio, maltratos, abusos… y por aquellos que por distintos motivos algún adulto decide que no nazca, para que los que tienen que decidir, revean la situación.

¿Qué harías frente a alguna de estas situaciones?

  1. El padre es asmático, la madre tuberculosa. Tuvieron cuatro hijos, el primero es ciego, el segundo es sordo, el tercero ha muerto y el cuarto tiene tuberculosis. La madre está embarazada de nuevo. ¿Recomendarías el aborto en esta situación?
  2. Un predicador y su esposa quienes enfrentan problemas económicos muy fuertes, ya tienen 14 hijos. Considerando su extrema pobreza ¿Recomendarías que la esposa tuviera su decimoquinto hijo?
  3. Una joven embarazada no está casada, y su prometido no es el papá del niño que está esperando. ¿Le recomendarías no tenerlo?

Si contestaste “SI” en algunas de estas situaciones, lee lo siguiente:

  1. En el primer caso el mundo no hubiera conocido al músico y compositor extraordinario que fue Ludwig Van Beethoven.
  2. En el segundo caso, no hubiera nacido Juan Wesley, uno de los más grandes predicadores del siglo.
  3. En el último caso, hubieras quitado a María y a todo el mundo el regalo más precioso de toda la humanidad: JESÚS.

No hay comentarios: